Translation into Spanish of an interesting article by Ron Roizen, author of the book “The Rossi Murder: and the unwritten law in 1916’s Wallace, Idaho”
A free translation by Chema, a professional Spanish translator at Ibidem Group
An original text written by Ron Roizen, originally published here.
Ref.: Ron Roizen, “Herschel Grynszpan: the Fate of A Forgotten Assassin,” Holocaust and Genocide Studies, Vol. 1, No.2. pp. 217-228,1986.
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Resumen – Herschel Feibel Grynszpan asesinó al diplomático nazi Ernst vom Rath en París el 7 de noviembre de 1938. El suceso tuvo como consecuencia la llamada Noche de los Cristales Rotos o Kristallnacht, un brutal pogromo lanzado contra los judíos y las instituciones judías dentro del territorio del Tercer Reich en la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938. Grynszpan fue puesto bajo custodia francesa. Varias fuentes de la posguerra han afirmado que Grynszpan sobrevivió al cautiverio francés y posteriormente al nazi para retomar su residencia en París después de la guerra y formar una familia. Sin embargo, una investigación de los documentos pertinentes no apoya esta conclusión. Se argumenta que Grynszpan probablemente falleció cuando aún estaba retenido por los nazis. También se dice que la actual oscuridad histórica de Grynszpan puede reflejar el doloroso y aún no resuelto estado de las cuestiones morales que su acción simbolizó.
* El autor desea agradecer a David Rome, de Beverly Hills (California), por facilitar un ejemplar de las memorias de Cuenot sobre el caso Grynszpan; a Agnes Peterson, de la Hoover Institution Library, por su ayuda en la localización de fuentes; y a Gisela Roizen e Illeana Benhamou por sus traducciones de diversos materiales en alemán y francés.
Herschel Feibel Grynszpan fue el joven judío polaco-alemán que disparó al diplomático alemán nazi Ernst vom Rath en la embajada alemana de París el 7 de noviembre de 1938. Vom Rath recibió dos impactos en el abdomen y murió dos días después. Su muerte dio pie a un ataque masivo y organizado de los camisas pardas nazis contra la comunidad judía dentro de las fronteras del Tercer Reich, que en esa fecha incluía no solo a la propia Alemania, sino también a Austria y los Sudetes checoslovacos. La noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 -conocida desde entonces como Kristallnacht1 o Noche de los Cristales Rotos- se incendiaron cientos de sinagogas, se destruyeron miles de comercios y se encarceló a más de veinte mil judíos en campos de concentración. Esta noche de terror marcó un cambio dramático en la política pública nazi hacia los judíos, al plantear por primera vez la perspectiva de una violencia organizada, oficialmente ideada y llevada a cabo.
Grynszpan era un refugiado de 17 años que vivía con sus tíos en París. 2 Había nacido en Hannover, pero desde los 14 años se había mudado con frecuencia. Su biografía es un arquetipo de la situación de muchos judíos en aquellos años. No encontraba un lugar donde vivir y trabajar. A los 14 años quiso emigrar a Palestina. El muchacho viajó a Frankfurt-am-Main para estudiar hebreo en la Yeshiva del Dr. Jacob Hoffman. 3 Tras un año de estudios, Grynszpan regresó a Hannover y a su casa familiar. Allí, en vano, buscó trabajo como aprendiz de fontanero o mecánico e, igualmente en vano, intentó conseguir un visado para Palestina. El visado le fue denegado aparentemente por ser menor de edad o demasiado pequeño. No pudo encontrar trabajo por ser judío. Siguiendo el consejo de un conocido, Herschel empezó a pensar en un futuro en Francia.4
Herschel y su padre se organizaron para que el joven se fuera a vivir con sus tíos, Abraham y Chawa Grynszpan, en París. A mediados de julio de 1936, ya con 15 años, Herschel comenzó su viaje. En ese momento tenía un pasaporte polaco válido y un visado de salida alemán. Habiendo oído historias de que los funcionarios de las fronteras alemanas y francesas negaban el tránsito a los judíos, Herschel no intentó cruzar la frontera directamente a Francia. En su lugar, se dirigió a Bruselas, a través de Essen, Alemania. En ambos lugares tenía familiares que pudieron acogerlo. En Bruselas, sin embargo, no fue bienvenido. Herschel se trasladó a la casa de un vecino -también un pariente lejano-, pero sólo con la condición de que su estancia no durara más que unos días. Cuando ya no pudo quedarse más, Herschel se coló en Francia de forma ilegal. Lo hizo a mediados de septiembre de 1936, tomando un tranvía utilizado habitualmente por los trabajadores entre las ciudades fronterizas de Quievran y Valenciennes. Los pasajeros sin equipaje rara vez eran controlados durante las horas punta.5
Francia, aliada histórica de los refugiados, no aceptaba la actual oleada de judíos sin hogar. Las políticas de inmigración eran cada vez más estrictas. Las dificultades económicas de aquellos tiempos causaron proteccionismo laboral. Durante casi un año, Herschel luchó por poner sus papeles en orden y legitimar su residencia en Francia. Su tío realizó todas las gestiones disponibles para este fin, incluido el pago de una multa de 100 francos por la falta de visado y las promesas de ayuda económica y de enseñanza de un oficio. Pero el ambiente hostil solo trajo consigo el rechazo. El 11 de agosto de 1938, las autoridades francesas ordenaron a Grynszpan que abandonara Francia en un plazo de cuatro días. 6 Grynszpan decidió eludir esta orden y, desde mediados de agosto, vivió subrepticiamente en una buhardilla vacía. En octubre, la policía francesa lo buscó sin éxito.7
Con el visado alemán y el pasaporte polaco caducados, Herschel no tenía ningún país al que pudiera ir legítimamente. 8 En una conmovedora declaración tomada tras el asesinato, se cita que Grynszpan exclamó entre lágrimas a la policía: “Ser judío no es un crimen. No soy un perro. Tengo derecho a vivir y el pueblo judío tiene derecho a existir en esta tierra. Dondequiera que he estado me han perseguido como a un animal’.9 La causa más próxima del asesinato fue un acontecimiento de los últimos días de octubre de 1938. El padre, la madre, la hermana y el hermano de Grynszpan -que aún vivían en Hannover- fueron sacados repentinamente de su casa y transportados por la Gestapo nazi a la ciudad fronteriza polaca de Zbaszyn, en la línea ferroviaria entre Berlín y Varsovia. 10 La familia, junto con otros doce o diecisiete mil judíos polacos residentes en Alemania, había quedado atrapada entre dos antisemitismos rivales, uno alemán y otro polaco. El gobierno alemán intentaba deportar a todos los judíos de origen polaco que vivían en Alemania en respuesta a un decreto del 16 de octubre de 1938 emitido por el gobierno polaco. El decreto polaco amenazaba con privar a los ciudadanos polacos que vivían en Alemania de sus pasaportes polacos y, por tanto, del derecho a regresar a Polonia. La medida polaca fue considerada en general como una acción dirigida principalmente a los judíos. 11 Los alemanes creían que el decreto solo permitía dos semanas para comprobar y reafirmar los pasaportes. Los alemanes, temiendo que miles de judíos polacos estuvieran a punto de quedar abandonados en Alemania, dieron la vuelta a la tortilla y deportaron rápidamente a los judíos con ciudadanía polaca. Los funcionarios polacos no habían previsto este tipo de respuesta alemana. Cuando los guardias de la Gestapo llegaron a la frontera con sus cargamentos de judíos, los guardias fronterizos polacos se negaron a permitir la entrada en Polonia. Miles de personas quedaron varadas en la frontera, algunas viviendo en una tierra de nadie entre las dos estaciones fronterizas, otras en vagones de ferrocarril, en barracas o en escuelas. Algunos pocos con más recursos pudieron alquilar habitaciones en casas de huéspedes o en los hogares de los habitantes de la ciudad. El joven Herschel se mantuvo al tanto de estos acontecimientos en la prensa judía de París, pero fue una tarjeta postal de su hermana Berta, recibida el 3 de noviembre, en la que se detallaba la situación de la familia y se pedía a Herschel que enviara dinero, lo que le decidió a vengarse.
Durante uno o dos días el asesinato ocupó la atención de la prensa de todo el mundo. La prensa alemana, en particular, hizo hincapié en el acontecimiento. En la noche del 7 de noviembre, Josef Gobbels, Ministro de Propaganda, dio instrucciones a todos los editores de periódicos alemanes, a través del servicio de noticias alemán, de que el intento de asesinato “debe dominar completamente la primera página”. El discurso del ministro de Asuntos Exteriores von Ribbentrop fue relegado a las páginas interiores.12
En el resto de Europa y Estados Unidos el caso Grynszpan atrajo inicialmente una atención considerable. En Estados Unidos, el periodista Quentin Reynolds13 escribió que Herschel “prometía convertirse en uno de los asesinos más reputados de nuestro tiempo”. Reynolds comparó a Grynszpan con Gavrilo Princip, cuyo asesinato del archiduque Fernando en Sarajevo en 1914 había abierto las puertas de la Primera Guerra Mundial. Una semana después del asesinato, Dorothy Thompson14 dedicó una de sus columnas en la radio CBS a la historia del chico. En el transcurso del mes siguiente, los oyentes estadounidenses aportaron 30.000 dólares en contribuciones no solicitadas. Con estos fondos, Thompson creó un Fondo de Defensa de los Periodistas con una junta directiva formada por sus amigos y colegas. 15 Parte de este dinero se utilizó para contratar al abogado Vincent Moro-Giafferi -el Clarence Darrow de los tribunales europeos de la época- para que dirigiera el equipo de defensa del muchacho. Pero la atención de la prensa en las democracias pronto se desvaneció. El New York Times, por ejemplo, publicó dieciséis artículos sobre el caso Grynszpan en noviembre de 1938, luego siete artículos en diciembre, diez en todo 1939, cuatro en 1940, uno en 1941 y, finalmente, ninguno en 1942
En su época, Grynszpan era considerado por la gran mayoría de los judíos como portador de un gran mal. 16 El objetivo retórico central de las reacciones nazis al asesinato fue establecer la “responsabilidad colectiva judía” por el asesinato. Este tema se repitió constantemente en los pronunciamientos oficiales nazis y en la prensa nazi. 17 La preocupación nazi por la responsabilidad colectiva provocó una oposición retórica natural por parte de la prensa judía. Muchos comentaristas judíos se apresuraron a condenar la acción y a distanciar a la comunidad judía de la misma, y al mismo tiempo a desplazar el foco de atención hacia la brutalidad del Kristallnachtpogrom. En una línea similar, el Congreso Judío Mundial emitió la siguiente declaración en la noche del 10 de noviembre de 1938:18
Aunque el Congreso deplora el fatal asesinato de un funcionario de la Embajada de Alemania en París a manos de un joven judío polaco de diecisiete años, se ve obligado a protestar enérgicamente contra los violentos ataques de la prensa alemana contra todo el judaísmo a causa de este acto y, especialmente, a protestar contra las represalias tomadas contra los judíos alemanes tras el crimen.
David Weinberg,19 en su estudio sobre la comunidad judía francesa en los años 30, destacó el temor con el que se recibió la noticia del asesinato. Dorothy Thompson hizo un llamamiento específico para que el apoyo a Grynszpan por parte de los estadounidenses fuera únicamente de los no judíos, con el fin de frustrar las amenazas nazis de una mayor opresión contra los judíos por defender al asesino. 20 También se solía argumentar que Grynszpan se había vuelto casi loco por la opresión nazi de los judíos. 21 Esto permitió simultáneamente que se rechazara el asesinato en sí mismo (por considerarse irracional) y que se centrara la responsabilidad en las circunstancias intolerables que los propios nazis habían creado para los judíos dentro del Tercer Reich. Los comentarios sobre la locura persistieron durante mucho tiempo en los relatos posteriores sobre la acción de Grynszpan.22 Durante un tiempo, casi todo lo que se decía sobre el niño o el asesinato parecía servir únicamente a los esfuerzos nazis por mantener la atención del público centrada en el kuling y, por tanto, convertir el asesinato en un apoyo tanto de la persecución de los judíos como de la justificación de la guerra. Por lo tanto, cuanto menos se dijera, mejor. Esa reticencia se mantuvo: poco se escribió sobre Grynszpan en aquella época (salvo los propios nazis23 ) y aún menos se escribió después de la guerra. Podría decirse que los documentos sobre Herschel Grynszpan son tan fugaces como el propio muchacho.
Grynszpan estuvo recluido en la prisión de menores de Fresnes, en París, desde el momento del fusilamiento hasta que los alemanes marcharon sobre la ciudad en junio de 1940. Nunca fue llevado a juicio en Francia, aunque su caso fue objeto de muchas maniobras legales. Al caer París, las autoridades francesas enviaron a los prisioneros franceses, incluido el joven, hacia el sur en tren. 24 Durante el trayecto, este tren fue ametrallado por aviones alemanes, y Grynszpan se encontró temporalmente libre, abriéndose camino entre la gran masa humana que huía del ejército nazi que se acercaba. Por razones que no están claras, Grynszpan hizo esfuerzos para ser admitido en dos prisiones francesas: en Toulouse y en Bourges. La prisión de Toulouse lo rechazó, pero la de Bourges lo acogió. Y allí permaneció hasta que fue extraditado ilegalmente a Alemania el 18 de julio de 1940. Esto es lo que se desprende, al menos, de la prensa de la época.25
Pero, ¿cuál fue el destino final del muchacho?
Poco después de la guerra, uno de los abogados originales de Grynszpan, Weill-Goudchaux, informó de que Grynszpan había sido ejecutado -de hecho, decapitado- por los alemanes tras su traslado a Alemania en 1940.26 Sin embargo, después de 1957, esta opinión dio paso a la idea de que Grynszpan había sobrevivido a su cautiverio alemán y a la guerra y que estaba viviendo de nuevo en París. Reitlinger,27 por ejemplo, escribió que Grynszpan estaba “vivo en 1957 y seguía viviendo en París”. Al igual que otros muchos judíos que se encontraron en manos de la justicia, su propia irrelevancia le salvó de las cámaras de gas que funcionaban a pleno rendimiento en mayo de 1942″.
¿Cómo surgió la historia de la supervivencia de Grynszpan? Los hechos no son fáciles de rastrear. Al final de la guerra, los cazadores de documentos de Nuremberg, que rebuscaban entre toneladas de documentos alemanes capturados, sacaron a la luz una serie de expedientes sobre Grynszpan. Estos revelaron que los alemanes habían planeado un juicio masivo para él, una gran ocasión propagandística para demostrar su absurda teoría de que una conspiración judía internacional había causado el estallido de la guerra. Se descubrió un guión judicial más o menos completo para el juicio. El proceso iba a durar una semana, y el testimonio de los testigos de la acusación se había redactado a grandes rasgos. Pero el juicio nunca se celebró. Estos mismos documentos revelaron que los fiscales alemanes se habían visto obstaculizados por una de las líneas de defensa que pretendía el chico: argumentar que vom Rath y él habían mantenido una relación privada y homosexual y, por tanto, que el asesinato no tenía una motivación política. 28 Esta defensa -hasta donde puedo determinar- era totalmente una artimaña. Pero funcionó.
Un joven investigador del Departamento de Guerra de Estados Unidos, Gerald Schwab, dio con los archivos de Grynszpan y los tradujo. Más tarde, al regresar a Estados Unidos en 1947, Schwab escribió a Dorothy Thompson29 sobre su descubrimiento y la invitó servirse de los materiales. Sin embargo, ni ella ni Schwab publicaron la historia, por lo que las pruebas de la supervivencia provisional de Herschel en Alemania no vieron la luz del día inmediatamente.30
En 1952, el ex escritor nazi Michael Soltikow publicó dos artículos sobre Grynszpan en Wochenend,31 , una revista semanal de noticias ilustrada alemana. Estos artículos relataban la historia de la homosexualidad de Grynszpan y defendían su autenticidad. Según relatos periodísticos publicados posteriormente, Soltikow consideraba que estaba haciendo un servicio a los judíos al “revelar” la homosexualidad de Grynszpan. “Es una necesidad y un placer”, dijo,32 , “para mí poder demostrar que la comunidad judía mundial no tuvo nada que ver con este hecho [es decir, el asesinato de vom Rath]”. La teoría de la homosexualidad está relacionada con la historia del destino de Grynszpan porque proporciona un tipo de explicación de por qué Grynszpan no habría aparecido después de la guerra. Una explicación de su putativo ocultamiento debe ser un elemento crucial en cualquier argumento sobre la supervivencia real de Grynszpan a la guerra.
El siguiente acontecimiento importante en esta cronología fue la publicación de un trabajo académico sobre Grynszpan por parte del historiador muniqués Helmut Heiber en 1957.33 Heiber conocía los documentos nazis previos al juicio y, por tanto, sabía que Herschel había sobrevivido al menos a una parte de su cautiverio en Alemania. Sin embargo, Heiber afirmó rotundamente que Grynszpan vivía actualmente en París con un nombre falso. Kurt R. Grossman se aferró a esta afirmación de supervivencia en su propio artículo -resumen del documento de Heiber- publicado en el periódico judío-alemán de Nueva York, Aufbau. 34El artículo de Grossman, a su vez, se convirtió en la referencia más popular para la noción de que Grynszpan realmente sobrevivió a la guerra. Sin embargo, podemos estar seguros de que Grossman no tenía pruebas directas de la supervivencia de Grynszpan, ya que publicó un segundo artículo sobre el tema un año después, en el que se retractó de la afirmación de supervivencia de su artículo anterior y esta vez se limitó a sugerir que el destino de Herschel era una cuestión de opiniones contradictorias y de continuo misterio. 35 En cualquier caso, la afirmación de Heiber provocó una pequeño hilo de teorías sobre el destino de Grynszpan a finales de la década de 1950.
En noviembre de 1959, la revista londinense World Jewry publicó un artículo del periodista alemán Egon Larsen titulado “El niño que apretó el gatillo; documentos alemanes revelan cómo Feibel Grynszpan sobrevivió a todo”. 36 Además de reafirmar la hipótesis de la supervivencia, informaba de que
Grynszpan permaneció en prisión hasta el final de la guerra y finalmente fue liberado por los aliados. Regresó a París, adoptó un nuevo nombre y comenzó una nueva vida. Ahora [en 1959], con más de treinta años, casado y con dos hijos, trabaja en un garaje de las afueras de París. Su aparente temor a que, si se supiera quién es en realidad, algún día podría ser él mismo víctima de una venganza, puede no ser demasiado descabellado.
Ni la mujer y los hijos ni el trabajo en el garaje se habían mencionado en el anterior documento de Heiber. Larsen no mencionó ninguna fuente, pero su informe daba a entender que se habían descubierto otras nuevas. Aunque los documentos alemanes capturados podrían mostrar cómo Grynszpan sobrevivió a la custodia alemana, difícilmente podrían dar fe de las circunstancias de Grynszpan en 1959. En París, las afirmaciones sobre la supervivencia de Heiber y Larsen llamaron la atención de los editores de la revista parisina l’Arche. En un artículo de diciembre de 1959 añadieron una nueva prueba: se informó de que una agencia de prensa judía no identificada situada en Londres había cotejado y confirmado las conclusiones del Sr. Larsen. Basándose en estas prometedoras pistas, el Archehad encargó a Andreas Freund, un respetado ex corresponsal y editor de Associated Press en el extranjero, que rastreara la verdadera historia. 37 Freund apoyó la hipótesis de la supervivencia. Enumeró cinco hechos favorables:
(1) No existían pruebas documentadas que confirmaran la muerte del joven ~ esto apoyaba la hipótesis de la supervivencia porque la notoriedad de Grynszpan seguramente habría creado algún tipo de aviso de su muerte.
(2) El padre de Grynszpan, Sindel Grynszpan, fue informado por el gobierno de Bonn de que una pensión que iba a recibir como reparación por la pérdida de su hijo había sido cancelada, ¿por qué? Freund preguntó: "¿Podría el gobierno alemán tener pruebas de que Herschel está vivo?".
(3) Freund informó de que había contactado con un pariente de vom Rath que estaba convencido de que Grynszpan estaba vivo.
(4) El artículo de Heiber coincidía con la hipótesis de la supervivencia.
(5) Un periodista alemán, que vive en París, dijo que un documento inédito confirmaba que Grynszpan estaba vivo; este documento era el testimonio de un comisario de policía francés que seguía en contacto con Grynszpan.
Sin embargo, el argumento de Freund dista mucho de ser convincente. Su caso quedó aún más viciado por un aviso de cierre en el que se comunicaba que la familia Grynszpan había solicitado que cualquier persona que conociera el paradero de Herschel se pusiera en contacto con ellos. Al igual que Heiber y Larsen, Freund no había visto realmente a Herschel. Estos artículos de Grossman, Larsen y Freund representaron el tardío despertar de la prensa popular al descubrimiento de que los documentos alemanes mostraban efectivamente que Grynszpan había sobrevivido, al menos durante un tiempo, al cautiverio nazi. El hecho de que el muchacho hubiera sobrevivido parece haber sido lo suficientemente sorprendente como para fomentar la creencia de que definitivamente había sobrevivido a la guerra.
En febrero de 1958, Gerald Schwab presentó una tesis de maestría sobre los planes del juicio nazi a Grynszpan. 38 Aunque no se pronunció sobre la cuestión de la supervivencia, este trabajo detallaba los preparativos del juicio alemán y los conflictos internos entre los ministerios alemanes implicados. Además, estaban a punto de comenzar tres procedimientos judiciales relevantes: (1) un tribunal de Hannover abordaría directamente la cuestión de la supervivencia de Grynszpan 5; (2) un tribunal de Múnich vería una demanda por difamación presentada por la familia vom Rath contra Michael Soltikow por sus acusaciones de homosexualidad en los artículos de su revista sobre Ernst vom Rath y Herschel Grynszpan; y (3) en Jerusalén, Eichmann era juzgado. En 1965, tanto Friedrich Kaul,39 un abogado de Alemania del Este, como Alain Cuenot,40 un médico francés aficionado a la historia, completaron extensas monografías sobre el caso Grynszpan.
El interés del tribunal de Hannover por el destino de Grynszpan se debió a una solicitud del padre de Herschel, Sindel Grynszpan, para que el gobierno de Bonn le indemnizara por la muerte de Herschel. La familia Grynszpan había sobrevivido a la guerra en Rusia y posteriormente emigró a Israel. Esta solicitud se presentó el 26 de septiembre de 1958.41 En el curso de las investigaciones del tribunal se tomaron varias declaraciones. Tanto el hermano de Herschel, Mordechal, como su padre afirmaron su opinión de que Herschel había perecido. Sus argumentos se basaban en el hecho de que sus esfuerzos por encontrarlo habían fracasado. Además, el propio Herschel no había intentado ponerse en contacto con la familia, aunque podría haberlo hecho fácilmente, dijeron. La solicitud de reparación puede haber estado motivada por el deseo de la familia de poner los recursos de un tribunal alemán al servicio del misterio del destino de Herschel. El tribunal llegó a la conclusión de que Herschel Grynszpan había muerto, y emitió un certificado de defunción para él el 1 de junio de 1960. Sin embargo, el resultado más interesante del proceso de Hannover fue la aclaración de la reclamación de supervivencia original de Helmut Heiber. Según Cuenot, los investigadores del tribunal de Hannover pidieron a Heiber que “expusiera sus razones para pensar que Grynszpan seguía vivo”. Los siguientes pasajes de su respuesta del 24 de marzo de 1959 fueron reproducidos en la monografía de Cuenot:
La fuente de mi información se encuentra en las actas del tribunal de Munich en la investigación previa al juicio. . . . Según recuerdo, encontré en el expediente una comunicación en la que se decía que Grynszpan vivía entonces en Hamburgo, pero sin embargo no recuerdo de dónde procedía esta información. Posteriormente, durante una conversación con el juez de instrucción, le hice notar que sería útil buscar a Grynszpan en Hamburgo, o en París, donde había vivido antes de la guerra. El juez estuvo de acuerdo conmigo y me dijo que iba a tratar el asunto con INTERPOL, la Organización Internacional de Policía. Cuando nos reunimos unos meses después, le pregunté qué resultados había dado su petición. Me respondió que, según la información de INTERPOL, Grynszpan vivía en París con otro nombre. . . Además, me gustaría señalar que Grynszpan había sido visto durante los últimos días de enero de 1945 en la prisión de Brandenburgo, donde había sido registrado con el nombre de Otto Schneider, nacido el 28 de marzo de 1921 y con el número de entrada 3.520/44. Tuve la confirmación de esto de dos fuentes diferentes después de la impresión de mi artículo. Walther Hammer, archivero y registrador de registros públicos de Hamburgo, me escribió que Grynszpan estaba bajo estricta vigilancia allí y que se trasladó el 20 de enero de 1945 a la jefatura de la policía local de Magdeburgo. Sin embargo, otra fuente me dijo que fue trasladado a Hamburgo.42
En otras palabras, la información de Heiber era insustancial. Su afirmación procedía de una conversación basada a su vez en un informe de INTERPOL no especificado. Heiber también ha señalado que le llegaron dos confirmaciones de que Grynszpan había sobrevivido a la guerra después de que se publicara su artículo, pero parece que estas contenían informes contradictorios y, en cualquier caso, sólo se referían a supuestos avistamientos muchos años antes y cuando Grynszpan aún estaba en manos de los alemanes. Cuenot informó de que el juez de instrucción en el juicio de Múnich también interrogó a INTERPOL sobre su información acerca de Grynszpan. INTERPOL respondió que “la información de que [Grynszpan] podría estar viviendo en Hamburgo con un nombre falso se basa en informes sin fundamento transmitidos por un empleado de la policía de seguridad francesa en Baden-Baden en abril de 1954. Esta información nunca ha sido confirmada”.43 Yo mismo escribí a Heiber en marzo de 1981. Me respondió que, en vista de la ausencia de pruebas de la supervivencia de Grynszpan durante el período transcurrido desde el final de la guerra, él también había llegado a la conclusión de que el muchacho había muerto durante la guerra.44
El juicio y los nuevos juicios de Michael Soltikow, el primero de los cuales se celebró en Múnich, constituyen un capítulo extraño en la historia de Grynszpan. 45 El equivocado entusiasmo de Soltikow por exculpar a los judíos de su responsabilidad en la guerra puede haberle parecido el mejor método para dramatizar su propia desnazificación. En cualquier caso, Soltikow parecía creer fervientemente que Grynszpan estaba vivo. Llegó a pedir al tribunal de Múnich que citara a Grynszpan, y afirmó en un momento de su juicio que el asesino había estado realmente presente en un día anterior del proceso. Cuando el juez de Múnich señaló que la ley alemana obligaría a detener a Grynszpan si estaba presente en el tribunal, un indignado Soltikow argumentó que ahora el fugitivo nunca se presentaría voluntariamente. Soltikow creía que el testimonio de Grynszpan afirmaría la veracidad del relato homosexual. 46 Para nuestros propósitos aquí, la importancia del juicio de Soltikow es simplemente que un esfuerzo tan enérgico para demostrar la supervivencia de Grynszpan no pudo producir ninguna información nueva significativa.
Por último, tuvo lugar el juicio de Eichmann, en Jerusalén, donde el padre y el hermano de Herschel testificaron una vez más que todos sus esfuerzos anteriores por encontrar a Herschel habían fracasado.
Las afirmaciones sobre la supervivencia de Grynszpan se basaban siempre en una mezcla de rumores y avistamientos fortuitos del joven antes del final de la guerra. Tales afirmaciones se desmoronan siempre ante una investigación seria. De las dos investigaciones más detalladas sobre Grynszpan que se realizaron a mediados de la década de 1960 (los de Kaul y Cuenot), solo el de Cuenot analizó a fondo la cuestión de la supervivencia. Cuenot llegó a la conclusión de que Grynszpan murió en el cautiverio alemán, probablemente por enfermedad y no por ejecución, y probablemente a finales de 1942 o en algún momento de 1943.47 El caso del médico francés se basaba en una serie de pruebas, algunas de las cuales favorecían la muerte del muchacho y otras socavaban otras afirmaciones de supervivencia, pero su argumento más fuerte era sin duda la ausencia total de noticias del propio Herschel desde el final de la guerra. Cuenot citó una carta de Fritz Dahms a Helmut Heiber. Dahms era el funcionario de más alto rango del establishment nazi con contacto con el caso Grynszpan para aportar pruebas en la cuestión del destino del joven. Dahms trabajaba en el Ministerio de Asuntos Exteriores nazi y asistió a varias reuniones sobre la preparación del juicio de Grynszpan en 1942.
La muerte de Grynszpan se produjo poco antes del final de la guerra, pero ya no puedo decir si murió por causas naturales o si perdió la vida de manera violenta. En su momento, el Ministerio de Asuntos Exteriores no recibió detalles precisos sobre la forma en que murió.48
Cuenot también señala el testimonio del juez de instrucción del juicio de Múnich, que tuvo acceso a volúmenes de archivos sellados en Bonn y no pudo encontrar ningún documento oficial relativo al caso Grynszpan después de 1942. Si Grynszpan hubiera sobrevivido a los años 1943, 1944 y 1945, parecería bastante inusual que no se hubieran añadido documentos a los ya reunidos”, escribió Cuenot. 49 La afirmación de Cuenot de que Grynszpan pudo haber muerto por enfermedad y no por ejecución se deriva de la importancia política que Hitler otorgaba al caso. A pesar de la dificultad que planteaba la defensa de la homosexualidad, es posible que los jefes nazis desearan mantener a Herschel con vida y en buen estado de salud para poder juzgarlo algún día. Sabemos que Grynszpan recibió un trato especial y abundante comida durante su confinamiento. Si la salud de Grynszpan hubiera cedido en esta circunstancia, sostiene Cuenot, los responsables del bienestar de Grynszpan podrían haber intentado ocultar al Führer la muerte del muchacho. Esta ocultación, a su vez, puede ayudar a explicar por qué los hechos del caso Grynszpan siguen estando tan ocultos hasta el día de hoy.
Pero hay otro sentido en el que deberíamos considerar la cuestión de la supervivencia del joven, a saber, en lo que respecta a la supervivencia histórica de Grynszpan más que a la física. Parece justo decir que hoy en día Herschel Grynszpan es una figura en gran medida olvidada. La predicción de Quentin Reynolds en 1939 (véase más arriba) de que el crimen del niño sería tan conocido como el de Gavrilo Princip simplemente no se ha cumplido. ¿Por qué? No faltan razones posibles. Por un lado, se puede argumentar que la historia de Grynszpan quedó pronto eclipsada por acontecimientos mayores que se extendieron por Europa y el mundo: por la Noche de los Cristales Rotos, la propia guerra y, a su debido tiempo, el Holocausto. Por otro lado, cuanto más se consideraba el asesinato como un mero “pretexto” para la Noche de los Cristales Rotos, más se podía considerar el asesinato como algo incidental desde el punto de vista historiográfico. En tercer lugar, los rumores posteriores sobre la homosexualidad podrían haber servido para que la historia de Grynszpan pareciera turbia e indecorosa, y no para distribuir el honor o el deshonor de forma coherente. Por los tres motivos, la historia de Herschel Grynszpan podría llegar a considerarse poco más que una intrigante nota a pie de página de la historia de la época.
Sin embargo, uno se pregunta si hay también otras razones para el olvido de Grynszpan. Podríamos preguntarnos, por ejemplo, si hay algo conveniente en esta oscuridad. Me inclino a pensar que sí. El caso de Grynszpan simboliza profundamente dos cuestiones morales espinosas y dolorosas, cuestiones que se eluden más fácilmente que se abordan. En primer lugar, está la espinosa cuestión de si el asesinato está alguna vez moralmente justificado. En el caso de Grynszpan -especialmente en retrospectiva y con el conocimiento de la experiencia posterior del Holocausto- nos enfrentamos a una especie de prueba para la propuesta de que el asesinato no siempre es un mal. ¿Tenía Grynszpan una justificación? ¿Habría estado justificado el asesinato de Hitler a finales de 1938? ¿Cómo debemos decidirlo? ¿Quién es el mártir, quién el asesino? En segundo lugar, está la dolorosa cuestión moral relacionada con el rechazo y el abandono de Grynszpan por parte de los judíos europeos contemporáneos. ¿Está el abandono histórico de Grynszpan vinculado al abandono que experimentó en aquellos terribles días de finales de 1938? ¿Olvidar a Grynszpan es también ocultar la propia culpa o confusión por la propia inacción o el miedo ante el peligro? Aquí, en otras palabras, nos enfrentamos a posibles explicaciones del olvido de Grynszpan que son mucho más difíciles y dolorosas de contemplar.
Se puede argumentar que Grynszpan ha sido olvidado simplemente porque su acto fue imprudente y costoso, no es algo que deba ser recordado, y menos aún estudiado o venerado. Este tipo de argumento tiene un carácter implícitamente pragmático, es decir, juzgaría la acción del muchacho en función de sus consecuencias inmediatas. Pero tal argumentación es siempre problemática. En retrospectiva, por ejemplo, sabemos que la emigración judía de Alemania fue demasiado lenta, en los años 1933-8, para rescatar a los judíos alemanes. Aproximadamente el treinta y cinco por ciento de todos los judíos que emigraron de Alemania entre principios de 1933 y finales de 1939 lo harían en el período de catorce meses posterior a la Kristallnacht. 50 En este sentido, el acto de Grynszpan fue un catalizador y puede haber salvado vidas. Como ha señalado Feingold,51 Kristallnacht tuvo dos efectos principales: “Alertó al público de las drásticas medidas adoptadas contra los judíos en Alemania y les dejó [es decir, a los judíos] un residuo de buena voluntad. Al mismo tiempo, incluso el judío más germanizado se vio obligado a pensar en la emigración”. Del mismo modo, la salvaje devastación de la Kristallnacht marcó el fin efectivo del apaciguamiento en el pensamiento gubernamental y en la opinión pública de las democracias. Después del 9 de noviembre de 1938, la mayoría de los hombres y mujeres razonables reconocieron a la bestia como lo que era. Los británicos observaron con consternación y una creciente determinación. Estados Unidos retiró su embajador en Berlín días después, y no volvería a Alemania hasta mucho después del final de la guerra. En mi opinión, pues, la acción de Grynszpan no puede condenarse ni justificarse sólo por motivos pragmáticos.
¿Y qué hay del mito de la supervivencia del joven? ¿Ha tenido alguna repercusión en su estatus histórico? Parece que este mito, si tiene alguna influencia historiográfica, ha actuado probablemente como otra fuente de desatención histórica. El mito de la supervivencia tiende a trivializar la acción de Grynszpan. En el plano individual, la supervivencia de Grynszpan le hace no tener que rendir cuentas por su acto violento, lo que diluye su densidad moral. El abandono de Grynszpan también parece un poco menos problemático, una vez que se cree que el niño sobrevivió milagrosamente a la guerra. El hecho de que Grynszpan esté vivo nos permite eludir más fácilmente las dolorosas cuestiones morales que su caso simboliza tan profundamente. ¿Fue la acción de Grynszpan la de un mártir heroico o la de un paria equivocado? ¿Fueron apropiadas o inapropiadas las reacciones a la acción de Grynszpan entre aquellos por los que se llevó a cabo? Aunque ha pasado casi medio siglo desde el asesinato de Ernst vom Rath por parte de Herschel Grynszpan, poco o nada se ha avanzado en estas dolorosas cuestiones.
NOTAS
1. Para las fuentes de la Kristallnacht, véase John Mendelsohn, ed., The Holocaust: Selected Documents in Eighteen Volumes: 3. The Crystal Night Pogrom (Nueva York: Garland, 1981).
2. Mi relato de los primeros años de vida de Herschel se basa principalmente en el material extraído de Alain Cuenot. The Herschel Grynszpan Case, trans. Joan Redmont (publicado en privado por David Rome de Beverly Hills, California, julio de 1982). Véase también Rita Thalmann y Emmanuel Feinermann, Crystal Night, trans. Gilles Cremonesi (Nueva York: Holocaust Library, 1974), pp. 3~55.
3. Cuenot, The Herschel Grynszpan Case, p.10, escribió sobre el período de Grynszpan en la Yeshiva que “estudió hebreo, pero no, como se ha dicho, literatura judía y teología, que estaban muy lejos del alcance de Herschel”. Un artículo del New York Times (“Las incursiones de Berlín responden a la muerte de un enviado”, 10 de noviembre de 1938), por otro lado, decía que Grynszpan “había asistido a una escuela rabínica en Frankforton-the-Main, pero no tenía intención de convertirse en rabino, sólo de estudiar la lengua y la literatura hebreas”.
4. Cuenot, El caso Herschel Grynszpan, p.12
5. Ibídem, p.15.
6. Ibídem, p.24.
7. Ibídem, p.27.
8. Ibídem, p.25, sugiere que Grynszpan aún podía entrar legalmente en Polonia, aunque “no conocía el idioma y apenas conocía a los miembros de su familia que aún permanecían allí”. Sin embargo, en opinión de Thalmann y Feinermann, Noche de cristal, p.39, Grynszpan no podía permanecer legalmente en Francia ni entrar en Alemania, Polonia o Bélgica.
9. ‘Berlin Raids Reply to Death of Envoy’, New York Times, 10 de noviembre de 1938.
10. Para la deportación de Zbaszyn, véase Sybil Milton. The Expulsion of Polish Jews ~rom Germany October 1938 to July 1939. A Documentation’, Leo Baeck Institute of Jews from Germany Year Book XXIX (1984), pp. 169-99.
11. El embajador de Polonia en Alemania, Jozef Lipski, notificó al ministro de Asuntos Exteriores, Jozef Beck, el 12 de noviembre de 1938, que “dio la orden a los consulados de que los pasaportes judíos se sellaran muy raramente” [Lipski, Diplomat in Berlin 193~1939 (Nueva York: Columbia University Press, 1968), p. 464].
12. Véase Lionel Kochan, Pogrom: 10 November 1938 (Londres: Andre’ Deutsch, 1957), p.42-La fuente de Kochan para las directivas de prensa de Göbbels de ese día es Fritz Sönger.
13. Quentin Reynolds, Portrait of a Murderer’, Collier’s Magazine, 25 de febrero de 1939, pp. 9-10, 64-5.
14. Véase el texto de Dorothy Thompson, Let the Record Speak (Boston: Houghton Mifflin, 1939), pp. 25-60.
15. La junta estaba formada por Hamilton Fish Armstong, Heywood Broun, John Gunther, Hugh Johnson, Frank R. Kent, Tony Laviero, Alice Roosevelt Longworth, Westbrook Pegler, Chester Rowell, Leland Stowe, Frank Sullivan, Raymond Gram Swing, Oswald Garrison Villard, William Allen White y Alexander Woollcott. La Biblioteca de Investigación George Arents de la Universidad de Siracusa (Siracusa, NY 13210, EE.UU.), que alberga los papeles de Dorothy Thomson, conserva varios documentos y cartas relacionados con el caso Grynszpan. La lista anterior se ha extraído del membrete del Fondo de Defensa de los Periodistas.
16. Para una caracterización particularmente dramática del sentimiento anti-Grynszpan entre los judíos contemporáneos, véase Konrad Heiden, The New Inquisition (Nueva York; Modern Age, 1939), pp. 24-32.
17. Véase Cuenot, El caso Herschel Grynszpan, pp. 74-5. Según Thalmann y Feinermann, La noche de cristal, p.1 20, los prisioneros judíos de la kristallnacht en Sachsenhausen fueron obligados a cantar: “¡Matamos al secretario vom Rath!
18. Citado en Cuenot, The Herschel Grynszpan Case, p.76.
19. David H. Weinberg, A Communitv on Tha4 The Jews of Pans in the 1930s (Chicago: University of Chicago Press, 1977), p.183. Weinberg escribe:
La reacción de los judíos franceses ante el asesinato de vom Rath demostró los temores anormales que motivaron sus acciones en el periodo posterior a Múnich [es decir, el Pacto de Múnich]. El 18 de noviembre, L'Univers israelite publicó una carta abierta a la madre del nazi asesinado en la que los redactores expresaban su gran dolor por la muerte de su hijo. Al mismo tiempo, la carta le imploraba que mostrara algo de piedad por los judíos perseguidos en Alemania, al tiempo que argumentaba que era injusto culpar a todos los judíos por la muerte de su hijo. En sus observaciones finales, los editores trataron de restar importancia a la gravedad de la Krystalnacht [sic]. Los sucesos del 9 y 10 de noviembre fueron evidentemente obra de la chusma, explicaba la carta de forma ilusionada, y no de notables alemanes que sin duda sintieron indignación y horror ante la violencia perpetrada contra los judíos.
20. Thompson, Let the Record Speak, p.260. Sin embargo, los esfuerzos de Thompson en favor de Grynszpan fueron vistos con recelo por los judíos estadounidenses y no estadounidenses en Alemania en aquella época. El encargado estadounidense, Prentice Gilbert, en la embajada de Estados Unidos en Berlín, transmitió la ansiedad de los judíos que le habían hecho llegar sus opiniones en un telegrama al Secretario de Estado, enviado el 19 de noviembre de 1938 (telegrama nº 638; NARS 862.4016/1856):
Hay una creciente expresión universal de aprehensión por si los incidentes y expresiones antialemanas en otros países [en respuesta a la Kristallnacht] pueden provocar nuevas acciones contra ellos aquí. En este sentido, en su extrema ansiedad, naturalmente consideran que tales acontecimientos, en sus aspectos prácticos, les afectan más que en una luz moral general. A este respecto, varios han observado en un número reciente de la edición parisina del New York Herald Tribune un informe sobre un movimiento de estadounidenses para proporcionar un fondo para la defensa legal de Grynszpan. Lamentan que la acción de Grynszpan, que condenan y deploran desde todos los puntos de vista, sea por lo menos condonada. No desean aparecer asociados, a pesar de las tormentosas [¿tormentosas?] circunstancias, con nada que no sea una condena incondicional del acto en sí [de Foreign Relations of the United States Diplomatic Papers 1938, Vol. II (Washington, D.C.: United States Government Printing Office, 1955), pp. 403-4].
21. Véase, por ejemplo, G. Warburg, Six Years of Hitler. The Jews Under the Nazi Regime (Londres: George Allen & Unwin, 1939), p.253.
22. Hannah Arendt en Eichmann en Jerusalén: A Report on the Banality of Evil (Nueva York: Viking, 1963) sugirió que “Herschel Grynszpan era un psicópata, incapaz de terminar la escuela, que durante años había estado dando vueltas por Pads y Bruselas, siendo expulsado de ambos lugares” (pp. 206-7).
23. Para los relatos del caso Grynszpan publicados por los nazis, véase (1) Wolfgang Diewerge, Anschlag gegen den Frieden; em Gelbbuch über Grünspan und seine heifershelfer (München F. Eher nachf., 1939); (2) Friedrich Wilhelm Grimm, Der Grünspan Prozess (Nürnberg: F. WilImy, 1942); (3) Pierre Dumoulin [seudónimo de F. W. Grimm], Laftaire Grynspan, un attentat contre France (París: Editions Jean-Renard, 1942); y (4) Gustave vom Rath [¿seudónimo?], Affaire Grynspan; memoire (Berlin: Imp. M. Muller 1939(?)). En cuanto al cuarto libro, Gustave vom Rath era el padre de la víctima. Es muy dudoso que fuera realmente el autor de esta obra; lo más probable es que los nazis se apropiaran de su nombre para aumentar el valor propagandístico del libro.
24. Para conocer los esfuerzos de los nazis por capturar materiales relacionados con el caso Grynszpan durante la toma de París, véase Friedrich Wilhelm Grimm, Denkschrift über die in Paris im Juni-Juli 1940 von derDeutschen Geheimen Feldpolizei in der Grünspan-Sache beschlagnahmten Akten, 194? [mecanografiado]. Una copia en microfilm está disponible en la Biblioteca de la Institución Hoover, Universidad de Stanford, Stanford, California. Gerald Schwab (‘The Grynszpan Affair’, tesis de maestría, Escuela de Gobierno, Universidad George Washington, 22 de febrero de 1958) dijo de esta fuente que contiene una gran cantidad de material, principalmente sobre la seria disputa entre los diversos abogados [franceses] interesado en defender Grynszpan, el despilfarro de fondos de defensa, artículos periodísticos antes y después del asesinato, comunicaciones y visitas recibidas por Grynszpan en su celda, material sobre contribuciones voluntarias a la defensa de Grynszpan e información similar. (pág. 17)
25. Véase “Grynszpan given to Nazis by Vichy”, New York Times, 8 de septiembre de 1940.
26. Véase Weill-Goudchaux, “La fin de Gruenspan”, Evidences (París) 1 (mayo de 1949). 19-20. Véase también, Henry Torres, Accuses hors serie (París: Gallimard, 1957).9
27. Gerald Reitlinger, The Final Solution: The Attempt to Exterminate the Jews of Europe 1939-1945, 2nd rev. and augmented edn (Nueva York: Thomas Yoseloff, 1968), p.33. ¡La fuente de Reitlinger fue el artículo de Kurt R. Grossman, “Herschel Grunspan lebt! Auibau, Nueva York, 10 de mayo de 1957.
28. Cuenot, The Herschel Grynszpan Case, pp. 35-6, y Schwab, ‘The Grynszpan Affair’ pp. 22, 52, 72, atribuyen a Grynszpan la instigación de la defensa de la homosexualidad. Raul Hilberg [‘The Nature of the Process’, en Joel E. Dimsdale, ed., Survivors, Victims, and Perpetrators. Essays on the Nazi Holocaust (Nueva York: Hemisphere Press, 1980), pp. 5-54], sin embargo, sugiere que el Ministerio de Justicia nazi cometió el error excesivo de añadir la homosexualidad a la acusación contra Grynszpan (p. 26). Véase también, Lucien Steinberg, ‘Document allemands sur ‘affaire Grynszpan’, Le Monde Juif(n.s. ) 19 (1964), 17-25.
29. Dos cartas de Schwab, fechadas el 15 de abril y el 14 de mayo de 1947, se encuentran en la colección Dorothy Thompson de la Biblioteca de la Universidad de Syracuse.
30. El archivo de la Biblioteca Wiener sobre Grynszpan revela al menos un recorte de periódico contemporáneo fechado el 24 de marzo de 1941 (aunque el “1” de “41” es difícil de distinguir en mi copia xerox) en el que se informaba de los planes alemanes para el juicio. (El artículo se titulaba “La Gestapo organizará un “gran complot” en el juicio de un joven judío”. La fecha, Vichy. Comenzaba:
Los alemanes intentarán representar un gran complot de asesinato contra alemanes prominentes cuando Herschel Grynszpan, el joven judío, cuyo disparo a vom Rath, consejero de la embajada alemana en París en 1938, precipitó un vasto pogromo antijudío en Alemania, sea llevado a juicio pronto, se sabe en Vichy. Se dice que el Maitre Moro-Giaffen, el abogado penalista de París, y otros estarán implicados. Se dice que Grynszpan ha confesado haber sido un instrumento de un "complot masónico judío", después de dos meses de interrogatorio por una comisión especial de Himmler (Gestapo), informa British United Press.
31. Michael Soltikow, Wochenend (Nürnberg) 2 y 9 de abril de 1952.
32. ‘”Dead Man” Sought as Witness’, London Times, 16 de noviembre de 1960.
33. Helmut Heiber “Der Fall Grünspan”, Vierteljahreshefte für Zeitgeschichte 5 (1957), 13~72.
34. Grossman, “Herschel Gruenspan lebt!
35 Kurt R. Grossman, “The Trial Against World Jewry That Never Took Place”, National Jewish Monthly 10 (1958), 2~57.
36. Egon Larson, “The Boy Who Pulled the Trigger; German Documents Reveal How Feibel Grynszpan Survived It All”, World Jewry 11(1959), 1O~1 1.
37. Andreas Freund, “Herschel Grynszpan le revenant”, l’Arche 36 (1959), 30; también Andreas Freund, “Herschel Grynszpan~¿Hombre o fantasma? Jewish Digest, septiembre de 1961, pp. 6~71.
38. Schwab, “El asunto Grynszpan”.
39. Friedrich Karl Kaul, Der Fall des Herschel Grynszpan (Berlín: Akademie Verlag, 1965).
40. Cuenot, El caso Herschel Grynszpan.
41. Ibídem, p.153.
42. Citado en Cuenot, The Herschel Grynszpan Case, pp. 15~6. Cuenot no da su fuente específica.
43. Ibídem, p.156.
44. Helmut Heiber, comunicación personal, 25 de marzo de 1981. El texto completo de la carta de Heiber:
Tras la proyección del 13 de marzo. Marz teile lhnen mit, dass ich Gru'nspan nie gesehen und mich seit über zwanzig Jahren auch nicht mehr mit dem Fall beschäftigt habe. En mi primera visita a la ciudad, me encontré con un punto de contacto (¿un acuerdo con la Interpol?), que me dijo que Grünspan había superado el obstáculo y que no había sido eliminado. Dado que hasta ahora no ha habido nada en este ámbito que haya sido eliminado o mejorado, puedo decir que hoy en día se ha dado cuenta de que ha sido eliminado antes de la guerra.
45. Sobre los diarios de Soltikow (hubo tres en total) véase Cuenot, The Herschel Grynszpan Case, pp.177-81. También, “Der Tote lebt”, Der Spiegel, 31 de agosto de 1960, pp.22-S; Heinrich Gruber, carta, Der Spiegel, 14 de septiembre de 1960; “Soltikow-Prozess. Bis zum bitteren Ende”, Der Spiegel, nº 1 de 1961 (sin fecha de publicación en este número), pp. 20-1; Karl R. A. Wittig, carta, Der Speigel, 5 de octubre de 1960, pp. 14, 16, 17.
46. Cuenot, The Herschel Grynszpan Case, p.179.
47. Ibídem, p.161.
48. Ibídem, pp. 152-3.
49. Ibídem, p.160.
50. Esta estimación se basa en la tabla VII (p.326) de Herbert A. Straus, ‘Jewish Emigration from Germany. Nazi Policies and Jewish Responses (I)’, Leo Baeck Institute of Jews from Germany, Year Book XXV (1980), 31~1. La tabla ofrece estimaciones anuales de la emigración total desde Alemania. Según éstas, un total de ciento veintinueve mil emigraron entre 1933 y 1937, ambos inclusive. Setenta y ocho mil emigraron sólo en 1939, lo que, por cierto, equivale al sesenta por ciento del total de 1933-7. Cuarenta mil emigraron en 1938. Asigné diez mil de estos emigrados de 1938 a la parte del año posterior a la Kristallnacht, del 10 de noviembre de 38 al 31 de diciembre de 38, y treinta mil a la parte del año anterior a la Kristallnacht. Esta interpolación implica que la emigración desde 1933 hasta la Noche de los Cristales ascendió a ciento cincuenta y nueve mil, mientras que la emigración desde la Noche de los Cristales Rotoshasta finales de 1939 ascendió a ochenta y ocho mil, cifras que proporcionan las proporciones citadas en mi texto.
51. Henry L. Feingold, The Politics of Rescue. The Roosevelt Administration and the Holocaust, 1938-1945 (Nueva York; Holocaust Library, 1970), p.44.
Referencia: Ron Roizen, “Herschel Grynszpan: el destino de un asesino olvidado”, Estudios sobre el Holocausto y el genocidio , vol. 1, No.2. págs. 217-228, 1986.