La encriptación protege nuestra información. Protege nuestra información tanto en nuestros ordenadores como en los centros de datos, y, además, cuando se transmite a través de internet. La encriptación protege nuestras conversaciones, sea a través de video, voz o texto, así como nuestra privacidad, nuestro anonimato y, a veces, incluso nuestras vidas.
Esta protección es importante para todos. Es muy fácil ver cómo la encriptación protege a los periodistas, a los defensores de los derechos humanos y a los activistas políticos en países autoritarios. Sin embargo, la encriptación nos protege también a todos nosotros. Protege nuestra información frente a la amenaza de delincuentes. La protege de la competencia, de vecinos y de miembros de nuestra propia familia. Además, nos protege de los ataques de hackers y de accidentes.
La encriptación funciona mejor cuando su uso es generalizado y automático. Las dos formas de encriptación que usamos más a menudo –URLs con https en nuestro navegador y enlaces handset-to-tower para las llamadas de nuestro teléfono – funcionan tan bien que ni siquiera sabemos que existen.
La encriptación debería estar activada siempre por defecto, no solo cuando creemos que estamos haciendo algo que vale la pena proteger.
Es fundamental. Si usamos la encriptación solo cuando trabajamos con información importante, la encriptación revela la importancia de esa información. Si en un pais sólo solo usan la encriptación los disidentes, las autoridades podrán identificarlos muy fácilmente. Sin embargo, si todos usamos siempre la encriptación, ésta deja de ser una señal delatora. Nadie puede distinguir una simple charla de una conversación estrictamente confidencial. El gobierno no puede diferenciar a los disidentes del resto de la población. Cada vez que utilizamos la encriptación, protegemos a alguien que necesita usarla para sobrevivir.
Es importante recordar que la encriptación no se traduce en seguridad por arte de magia. Hay muchas maneras de aplicar la encriptación de forma incorrecta y lo podemos observar con frecuencia en los titulares. La encriptación no protege nuestro ordenador o nuestro móvil de un hackeo y tampoco puede proteger metadatos como las direcciones de correo electrónico, que tienen que ser desencriptadas para que los correos puedan ser enviados.
De todas formas, la encriptación es la tecnología más importante que tenemos de momento para preservar nuestra privacidad. Además, es la única que es adecuada para protegernos de la vigilancia masiva que llevan a cabo los gobiernos para controlar a la población y a los delincuentes que buscan víctimas vulnerables. Obligándolos a dirigir sus ataques a personas concretas, estamos protegiendo nuestra sociedad.
Hoy en día podemos ver cómo los gobiernos se oponen a la encriptación. Muchos países como China y Rusia e, incluso, países más democráticos como los Estados Unidos e Inglaterra, ya están implementando una política que limita la encriptación de alto nivel, o están planteándose hacerlo. Es peligroso porque es técnicamente imposible y porque además, solo intentar hacerlo, ya causaría graves daños en la seguridad de internet.
Hay dos conclusiones en toda esta historia. La primera es que debemos presionar a las compañías para que ofrezcan por defecto la encriptación a todo el mundo. La segunda es que debemos oponernos a las iniciativas de los gobiernos que pretendan debilitar la encriptación. Cualquier limitación a la encriptación, aunque sea en nombre de una legítima aplicación de la ley, nos pone a todos en riesgo. Aunque los delincuentes pueden aprovecharse de la encriptación de alto nivel, todos estamos más seguros con este tipo de encriptación.
El artículo original se publicó en Securing Safe Spaces Online.
NOTA AÑADIDA: El mes pasado publiqué un post sobre la declaración de la ONU acerca del valor de las tecnologías de la encriptación para la libertad individual a nivel mundial. Este artículo es el prólogo de este otro documento:
Para contribuir a los hallazgos del informe Privacy International, de Special Rapporteur, la Clínica de Derecho Internacional de los Derechos Humanos de la Escuela de Derecho Harvard y ARTÍCULO 19 han publicado un folleto llamado Securing Safe Spaces Online: Encryption, online anonymity and human rights que explora el impacto de las medidas para restringir la encriptación online y el anonimato en cuatro países: Inglaterra, Marruecos, Paquistán y Corea del Sur.
This is an Spanish version of the article "Why we encrypt", originally written and published by Bruce Schneier. This text has been translated from English into Spanish by Ludmila, a translator from the University of Romania. Ludmila finished last year her translation studies in Romania and came to Spain to practice legal translations of contracts, agreements and notarial deeds, an area she really loves.
Esta es la versión en Español del artículo "Why we encrypt", originalmente escrito y publicado por Bruce Schneier. Este texto ha sido traducido de Inglés a Español por Ludmila, estudiante de la universidad de Rumanía. Ludmila terminó el año pasado sus estudios de Traducción en Rumanía, y ha venido a España a realizar unas prácticas especializadas en traducción de contratos y textos legales, el área que realmente le apasiona.
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